El mito de Ulises nos ofrece ricos simbolismos espirituales y el pasaje de Ulises y las Sirenas está en parte relacionado con la lucha del ser humano en el campo astral.
El canto de las sirenas, representa en la mitología antigua; el poder del espejismo y el hechizo para apartar al hombre de su ruta. Los marineros, al escuchar el seductor y encandilador canto de estas criaturas marinas, caían en un estado abrumador que les hacía estrellar su navío contra los arrecifes y así naufragar.
Ulises, advertido del peligro de este seductor canto, pide a sus marineros que le aten al mástil del barco, habiendo antes colocado en los oídos de sus marinos tapones de cera que prevengan a estos de escuchar el hechizante llamado. Ulises permanece fijo en su propósito al atravesar la zona de peligro, puede ver y escuchar, y sin embargo no puede moverse ni sus hombres escuchan su pedido de desatarlo en momentos de tribulación y tentación.
Ulises bien podría simbolizar aquí la experiencia del hombre en la cruz fija, la voluntad inconmovible ante los movimientos de la forma. Es de destacar que es Ulises quien pide a sus marinos que le aten, por propia voluntad... aquí los marinos pueden ser asimilados a los elementales inferiores que constituyen la personalidad, sus oídos están sellados a las voces del espejismo, sólo es el Capitán del barco. Ulises puede ver y oír, pero se ha aferrado por propia voluntad a la determinación de llegar a destino y atravesar el campo de la bruma y la seducción astral. Hay un fuerte sentido de:
"Como alma trabajo en la luz, y la oscuridad no puede afectarme.
Permanezco en la luz.
Trabajo, y de allí no me muevo"..
A pesar de la actitud acechante de las sirenas, de su encantador e hipnótico susurro, Ulises mantiene su mirada hacia delante, está crucificado en su propósito, FIJO, por sobre las aguas. Nada impedirá que Ulises llegue a su destino, nada le desviará de su Ítaca.
"En La Cruz Fija o del Cristo Crucificado el ser humano ya no responde ciegamente y se convierte, en virtud de la disciplina de las vidas elementarias, en discípulo. Esa intención fija e inamovible trae como consecuencia la crucifixión de la naturaleza inferior y la resurrección a la realidad del alma. Se rebasa gradualmente la libertad que lo condiciona en la cruz mutable para permanecer en la disciplina liberadora de la cruz fija." (Dimensiones de la Soledad- Las Tres cruces- El Aleph)
Ulises y las sirenas, grabado del siglo XIX según una vasija griega antigua (París, Biblioteca de Artes Decorativas). Aquí las sirenas son criaturas mitad pájaros y mitad humanas y no monstruos acuáticos
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