martes, 13 de diciembre de 2011

Comentario literario-cultural sobre algunos poemas de Ulises

CARLOS CLEMENTSON (Córdoba, 1944)
El viajero
Ha venido esta noche.
El perro había ladrado por un rato en la sombra,
y luego extrañamente se calló en el silencio.
Pobre y casi desnudo, el mar había labrado
hondos surcos de tiempo sobre su enjuto rostro
de marino o pastor, quemado por los soles,
y dejado en sus párpados un rojor de salitre.
Nadie le conocía. Quizá estuviera loco.
En su delirio hablaba de sirenas y monstruos
de un solo ojo enorme, de héroes y de naufragios,
de aventuras horribles en las que él tuvo parte.
Decía que en un tiempo él fue rey de esta isla.
Aquí ni a los más viejos les sonaba su nombre.
Quizá no fuera nadie:
el viento que del mar sopla en las largas noches.
Se ha vuelto con las sombras.

Este poema, como algunos otros de la antología trata del olvido, del paso del tiempo y sus consecuencias. Nos habla del regreso de Ulises a la patria que ya no le reconoce y que lo toma por loco. Es una interpretación pesimista y realista del mito, que no tiene un final feliz. Podría relacionarse con una vieja copla de Concha Piquer titulada: Tatuaje. El personaje femenino, conoció un día a un extranjero que llegó en un barco y con el que tuvo una historia de amor, tuvo que retornar y la amada siguió esperando en vano su regreso.




TERESA ORTIZ (Madrid, 1950)
Ítaca
Tal como prometió ha vuelto el rey de Ítaca.
Ha sido un largo viaje.
Por ti desafié la ira de los dioses.
Atrás quedaron tierras, caricias de otros brazos.
La música más bella que un mortal escuchara.
Hoy brilla el mismo sol en este hermoso cielo
que iluminó violento los días de mi dicha.
Bajo él vi muchachos que luego fueron hombres.
- Ambición y codicia cambiaron sus miradas
como cambian al mar el viento y las tormentas.-
Y aunque rogué a los dioses no ver esta mañana
de nada me ha servido.
Cumplido he mi destino: de mi astucia y mi fuerza
guardarán fiel recuerdo los hombres y los mares.
Todo valió la pena pues me esperaba Ítaca.
Mas Ítaca eras tú, mi prudente Penélope
que guardaste mi casa, defendiste mi hacienda.
Quien osó despojarnos lo pagó con la vida.
Al igual que esta tierra he sido sólo un sueño.
Demoré cuanto pude tu estancia lejos de ella.
Yo fui Circe, Nausícaa… Ítaca no existió.
Tu vuelta me condena, al reino de las sombras.
Muertos los pretendientes ya todo es como antes.
Nada importa si el tiempo dejó huella en tu rostro.
Para mí serás siempre aquella que me espera,
tejiendo mi regreso.
¿Los pretendientes, dices?… Soy demasiado vieja.
Casi no te recuerdo y nunca esperé a un héroe.
Sí, mi nombre es Penélope.



Este poema, se centra también en el olvido, pero más concretamente al olvido de Penélope y no al de toda su patria en general. La autora le aporta al poema un toque feminista. Primero, Ulises le dice a Penélope lo mal que lo ha pasado en la guerra, pero también se muestra satisfecho ante sus hazañas heroicas. Después, se muestra agradecido a Penélope, se convence de que todo ya es igual que antes, que pese a la huella que dejó su rostro, nada ha cambiado. A pesar de esto, Penélope lo rechaza orgullosa, pues no lo recuerda. Este, es el matiz feminista del poema.
Los sentimientos de Ulises ante un amor pasado y que la ausencia convirtió en olvido, podemos relacionarlos con el poema XX de Pablo Neruda de la obra “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”; cuando dice aquello de:
“ es tan corto el amor y tan largo el olvido
porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el último dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.”

También puede relacionarse con las aventuras de “Simbad el marino” por los peligros y adversidades que el personaje tuvo que pasar.



FEDERICO J. SILVA (Las Palmas, 1963)
mensaje en una botella
no regreso penélope
no vuelvo a ti
amada en otro tiempo penélope
a tu fatal hilado
a tu devanar infernal
aquí me trajo el viento
benévolo y el oleaje
de los dioses indulgentes
aquí de nada carezco
lo que te di tuyo es
aquí ungido me veo por aceite
y con perfumadas vestiduras
aquí me dan palabra
de inmortalidad juventud
purpúreo néctar ambrosía
mejor café
ella divina entre las diosas
de elevado espíritu
superior a ti en semblante
y en su talle
me lleva a sus ocultos aposentos
me introduce en la profunda cueva
encontramos en el amor contentamiento
y no padezco soledad de ti.

En este otro poema, Ulises escribe una carta a Penélope dentro de una botella en la que le dice que no regresará. La versión que nos ofrece del mito es la de “viaje como placer”. Le comunica que la amado en un tiempo, pero ya no la echa de menos, allí dónde se encuentra nada le falta, todo es maravilloso, y tiene a otra mujer, que la supera y que hace que ya no se padezca por no estar con Penélope. Si lo analizamos, este poema es totalmente contrario al anterior, es una versión machista, en la que el hombre rechaza a su mujer porque ya tiene a otra, que es mejor. Además rechaza también a su hijo Telémaco, cuando dice que “lo que te di tuyo es”, que a él eso ya nada le importa. Este poema podríamos vincularlo con la obra de teatro: “¿Por qué corres, Ulises?”, escrita por Antonio Gala, en 1974. El argumento de la obra coincide por un momento con el tema del poema ya que en la representación Ulises tampoco quiere regresar, porque tiene a su amante Nausica y no necesita a Penélope. Sin embargo, la diferencia está en que en la obra, finalmente Ulises decide regresar, y tiene conflictos con Penélope. Además, existe una película americana que también se llama “Mensaje en una botella”, dirigida por Luis Mandoki, estrenada en 1999.




En cuanto al ámbito musical, podemos destacar la famosísima canción de The Police, “message in a bottle”.

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